Debo tomar un nuevo rumbo, caminar a puerto seguro, dejar de vagar entre el oleaje tormentoso para aparcar mi vida y encontrar un amarre que me mantenga atada a algo que no seas tú. Porque cuando me bamboleo con la suavidad de la marea, llegas y provocas olas que inundan mi interior, y no puedo achicarme, cada vez bajando más y achicando menos y me sumo en tu ritmo, en tus pasos, en tu vida.
Hace días que me solté, que nadé sin remos a la orilla buscando resuello para mi corazón palpitante y exacerbado y cuando me tumbé boca arriba buscando tranquilidad para una pasión que se me iba de las manos, con los ojos cerrados, respirando el calorcillo del sol de la mañana, siento que tu mano agarra la mía, más bien la posee a la fuerza, me sonríe, tira de mí y vuelve a llevarme a un mar oscuro y tortuoso, el mar oscuro y tortuoso que provocas en mí.
Lucho por soltarme, por volver a la tierra parada y seca ... Y sin embargo, sólo quiero dejarme flotar en ti.
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