lunes, 9 de febrero de 2009

Después de la tempestad.

Después de la tempestad llega la calma y con ella el silencio. Quizás, después de una tormenta se agradezca escuchar sólo las notas afónicas de la soledad, sin embargo, a veces, éstas están llenas de sonidos productos del bamboleo exagerado del corazón, de agarrarse con fuerza a las emociones , de guardar el equilibrio en definitiva. Y hasta que todo se apaga, hasta que no se oye más que la respiración de una misma, pasa un tiempo de apatía y de desasosiego por la tranquilidad aparente.
Al fin,un día, cuando menos se espera, un rayo de luz da certero en los ojos cerrados, produciéndose una luz rojiza en el interior del párpado y una suave sensación de tibia quietud. Se abren, se mira descolocada lo que está alrededor y una sonrisa aflora a los labios. Entonces sí que ha llegado la calma, es el momento de soltar las velas y dejar que el viento de la vida nos lleve donde le parezca oportuno...

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