jueves, 25 de septiembre de 2008

Un parón laboral...

¡Cuando no se puede reclamar nada, qué verdad es que no tiene sentido hacerlo! Hoy, sentada en el trabajo en un momento extrañísimo de inactividad, pensaba que estamos continuamente reclamando afectos, palabras, respuestas, caricias, recomendaciones, hasta silencios y que nos empeñamos tanto en recibirlos que no vemos que se nos va el tiempo esperando. Quizás es mejor coger la vida por los cuernos, no reclamar nada y salir corriendo si vemos que nos estamos atosigando: sonreír, pensar en una misma y procurarme bienestar es la única reclamación que surtirá efecto porque depende exclusivamente de mí. En fin, una neura como otra cualquiera, después de ella, seguí con la estresante rutina del trabajo.

2 comentarios:

Jesús Cotta Lobato dijo...

A mí sin embargo lo que me va más es evadirme con la literatura o estar pendiente de otros. Durante ese tiempo, desaparecen mis problemas. Un abrazo

Yo misma dijo...

La verdad es que desde pequeños nos insisten en que lo mejor es dar, ser generoso,preocuparnos de los demás, pero la asignatura pendiente es cuidarnos un poco y reclamar cuando es necesario...Por ahí iba mi reflexión y aunque la literatura es para mí también una forma de evadirme, cuando terminas, estoy sentada a mi lado esperando a arreglar lo que dejé sin hacer.¿Qué se le va a hacer? Un abrazo