domingo, 19 de octubre de 2008

Fuego

Ni se entienden, ni se comprenden, se les valora, se les quiere y hasta se empeña una en olvidarlos, pero ahí están, enigmáticos, callados, insensibles a las necesidades que tenemos, egoístas y encantadores.
Entran en tu vida, te la hacen divertida, juegan y les sigues el juego, se enciende el fuego, lo alimentan, lo alimentas, te acercas, echas toda la carne en el asador y acabas echando la tuya propia, que se quema chisporroteando poco a poco, ni siquiera se asa.
Es la vida, siempre miras donde no te llaman.
Siempre hay fuego donde debería haber hielo.

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