Y sin embargo, te quiero.
Por cómo me miras, por cómo eres cómplice de mis palabras no dichas y de mis suspiros no compartidos, por cómo caminas a mi sombra siendo tú mi sol, aunque nada sirva de nada.
Y sin embargo, te quiero.
Hasta cuando te odio y me decepciono, hasta cuando puñales salen de mi boca para asaltarte y hacerte huir, hasta cuando te doy la espalda queriéndote dar el alma.
Y sin embargo, te quiero.
Y sobre todo, por encima de todo, aún sabiendo que estás hoy pero quizás no mañana, aún escuchando a mi cabeza que todo es para nada y desoyendo al corazón que te perdona a diario, te quiero.
Desgraciadamente, te quiero.
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